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domingo, 22 de septiembre de 2013

Vida



Cuando en días venideros, libre el hombre
del mundo primitivo a que hemos vuelto
de tiniebla y de horror, lleve el destino
tu mano hacia el volumen donde yazcan
olvidados mis versos, y lo abras,
yo se que sentirás mi voz llegarte,
no de la letra vieja, mas del fondo
vivo en tu entraña, con un afán sin nombre
que tú dominaras. Escúchame y comprende.
En sus limbos mi alma quizás recuerde algo,
y entonces en ti mismo mis sueños y deseos
tendrán razón al fin, y habré vivido.





Luis Cernuda. "A un poeta futuro".
Como quien espera el alba (1947)

domingo, 15 de mayo de 2011

El mar de Campos



En estos campos de la tierra mía
y extranjero en los campos de mi tierra...
Antonio Machado, 1913.

martes, 3 de mayo de 2011

Trazos de tiza

 Nos pasamos el rato intentando ordeñar este botijo seco en el que se convierte a veces el debate político sobre educación. Maravillosas soluciones propuestas por quienes -parece- no han pisado por un centro desde el Plioceno, cuando todo -sobre todo ellos, que eran más jóvenes- era mejor.

Recomiendo (¿a quién?) que lea esta entrada de blog. Educación en estado (casi) puro. Y lejos de los debates de siempre que nos estallan en la cara, nos hacen daño y... no nos conducen a nada. Otro día tocará hablar de eso. Pero hoy... de ESO.

Tolle... lege

sábado, 30 de abril de 2011

Déjame en paz, Amor... dice Figueroa

Déjame en paz, Amor; ya te di el fruto
de mis más verdes y floridos años
y mis ojos, ligeros a sus daños,
pagaron bien tu desigual tributo.

No quiero agora yo con rostro enjuto
sano y libre cantar mis desengaños,
ni por alegres y agradables paños
trocar tu triste y congojoso luto:

en llanto y en dolor preso y cargado
de tus antiguos hierros, la jornada
quiero acabar de mi cansada vida.

Mas no me des, Amor, nuevo cuidado,
ni pienses que podrá nueva herida
romper la fe que nunca fue doblada.
Francisco de Figueroa, El Divino (1535-1588)

sábado, 16 de abril de 2011

Nada es lo que parece

Improbable lector, ésta es mi tierra, la Tierra de Campos. Ya lo decía D. Ramón Pérez de Ayala, veraneante ocasional en el pueblo de su padre -Valdenebro de los Valles- en su poema "Castilla":

"Cruzan por tierras de Campos, desde Zamora a Palencia
que llaman tierra de Campos lo que son campos de tierra."

Tierra de Campos